Capítulo XV: Reinventando la historia
- Cristina Campos
- 19 jun 2018
- 9 Min. de lectura

¿Crees en las casualidades? Yo creo en el destino. ¿Se acuerdan cuando Borja ascendió a juvenil de División de Honor? Pues bien. Cuando fuimos al campo del Tiro Pichón, recuerdo que había otro partido antes del que tenía que disputar nuestro canterano. Iban de rojo y era categoría senior. ¿Qué me diríais si os contase que ese equipo que jugó antes que nuestro canterano era el CD Torreperogil? ¿Destino o casualidad?

En la semana contra el Real Jaén y Úbeda como rivales, la historia iba a dar un giro. Un día antes de ese partido, uno de los capitanes del CD Torreperogil llamaba a nuestro canterano para que militase lo que restaba de temporada en el equipo torreño. Para qué mentir, a nosotros nos parecía poco serio que no fuese algún directivo del club o Torres el que llamase a Borja, así que apenas le dimos importancia a la llamada. Sin embargo, todo iba a cambiar.
Tras el partido contra el Real Jaén y ya en casa descansando, nuestro centrocampista recibía la llamada de un número que no tenía. Torres llamaba personalmente a Borja para que la oferta por el Torreperogil no quedase solamente en palabras de uno de los capitanes. Alguien le había dado informes muy buenos y habían hablado bien de él para que el técnico se fijase en él. La incorporación debía ser inmediata y, si no en esa semana, en la siguiente.
Conforme mi hermano colgó, su cara era indescifrable. No esperábamos esa llamada y de un técnico que sabía lo que quería y lo que necesitaba. La situación pasaba por dos opciones: o quedarse en La Guardia y que primase la comodidad y los compañeros o cambiar de aires, en pleno noviembre, para hacerse un nombre adaptándose a un nuevo equipo, nuevos compañeros y quién sabe si al banquillo. Borja estaba hecho un lío y todo pasaba por enfocarlo siendo egoísta deportivamente y apostar por su crecimiento deportivo.
Tras una semana complicada, Borja decidió marcharse en busca de una división superior. Y, no penséis que fue fácil esta decisión, a él le costó muchísimo sopesar ambas opciones.

No os engañaré. Conocía que el CD Torreperogil estaba en división de honor senior, pero poco más. Jamás imaginamos lo que este pueblo nos iba a transmitir, enseñar y querer.
Mi padre se comprometió para poner su coche al servicio de David Romero, Ferdi y nuestro centrocampista. Lo que eran 40 minutos de camino desde Jaén a Torreperogil, se hacían eternos cuando el frío, la nieve y la lluvia hacían acto de presencia. Nadie imagina lo mucho que dejó atrás mi padre para poder llevarlos a entrenar. Y, por supuesto, lo que ellos hacían por jugar al fútbol.
A nuestro canterano solo le dió tiempo a entrenar dos días. Esa semana jugaban en Roquetas y lo lógico sería que mi hermano tuviese pocos minutos. Nada más llegar al estadio del Roquetas, mis padres y yo nos percatamos de que el equipo no venía solo. Una veintena de aficionados acompañaban a sus jugadores, compartiendo el bus donde iban todos. No os mentiré si os digo que flipé. Nunca había visto que un equipo de categoría inferior a 3ª o 2ªB estuviese acompañado por sus aficionados. Incluso algunos equipos de esas categorías se ven desangelados fuera de su casa.
Como era de esperar y lo lógico, nuestro centrocampista era suplente. Sin embargo, nuestra sorpresa fue cuando, tras el descanso, Torres lo mandaba a calentar. Mis padres y yo no salíamos de nuestro asombro, cuando apenas llevaba dos entrenamientos con ellos. Iba a tener 30 minutos por delante para ayudar al equipo en aquel partido tan enrrevesado. Los nuestros llegaban una y otra vez pero no acertaban hasta que, una apertura de Borja a la banda izquierda y el posterior centro de Virgilio, terminaba en las botas de David que no dudó en introducir el balón en la portería. Nos volvíamos con los tres puntos a casa.
La siguiente semana contra el Berja en casa, Borja realizaba su debut pero partía desde el banquillo. Un partido que se resolvió con un contundente 4-0. A pesar de no salir de titular, siempre es especial tu debut ante los que van a ser tus aficionados. Nuestro centrocampista se sorprendió cuando, al finalizar el partido, los niños del pueblo se saltaban a hacerse fotos con los jugadores y los aficionados se acumulaban para despedirlos en el túnel de vestuarios. Aquello que estaba viviendo, no lo había visto jamás. Tanto cariño, tanta entrega.

Siguiente jornada: Poli Almería. Un equipo puntero y que aspiraba a ascender con un presupuesto amplio. Nuestro canterano jugó igual que los anteriores partidos pero las sensaciones eran buenísimas. Él se sentía cómodo y jugaba con toda la confianza que su entrenador y compañeros le transmitían. El gol de Virgilio no les servía para ni siquiera traerse un punto (2-1). Desde aquella derrota, se acumularon 10 jornadas consecutivas sin perder.
Y al 4º partido, fue la vencida: Borja era titular frente al Navas. Un derbi intenso y que prometía ser igualado. Nuestro canterano se tomó aquel partido como una oportunidad perfecta de mostrarle a sus aficionados para qué había llegado a Torreperogil. Y así fue. Borja firmó un excelente partido que, junto con el único gol que ha marcado esta temporada, le hicieron salir ovacionado cuando Torres lo cambió. Nunca había vivido aquello de salir del campo coreando su nombre y yo, como su hermana y seguidora suya, tampoco. Una auténtica pasada. Su gol ante el Navas significó 3 puntos importantísimos para seguir en lo alto de la tabla.

El siguiente pasito de los hombres de Torres era terminar la primera vuelta como líderes pero no sería fácil frente al Arenas de Armilla. Nuestro canterano volvía a ser titular, acumulando confianza y buenas sensaciones. Un gol de David y otro en propia puerta a 5´ del final del partido. Un paso de gigante que ilusionaba a los aficionados torreños.
Y, así, nos íbamos de vacaciones de Navidad. Con una ilusión que no nos cabía en el cuerpo y con la pregunta de "¿por qué no soñar con ello?" en el aire.
La sensación era de que, si conseguían ganar los partidos frente a Alhaurín y Porcuna, esta candidatura quedaba presentada seriamente para aprender. Se ganó y nuestro centrocampista había ganado algo más que una oportunidad de crecer. Había ganado una familia y una segunda casa.
El equipo estaba demostrándole a muchos equipos que ni el dinero ni los nombres eran tan importantes como la unión, la humildad y el hambre de victoria de los nuestros.
Los partidos de Coín y Adra hacían ver que la eficacia de David, Virgilio y Pocho eran más que suficiente para puntuar.
Sin embargo, uno de esos partidos que valen campeonatos fue el que jugamos frente al Pavía. El gol de Pocho a la salida de un córner nos hacía soñar con que se podía hacer lo imposible: ascender a 3ª división.
Frente al Estepona, vimos una versión más trabajadora defensivamente del equipo. Yo, principalmente, no entendía el planteamiento en un primer momento pero cuando vi los 5 primeros minutos del partido, le encontré todo el sentido. Ver a nuestro centrocampista remangarse para pelear todos los balones y tirar pases para que Virgilio o Pocho encontrasen su ocasión, nunca lo habíamos visto. Y se volvió a ganar en un campo complicadísimo (0-2) con goles de Luis y Virgilio.
Todo iba fenomenal: el equipo progresaba a pasos agigantados, el mister estaba contento con sus futbolistas y los aficionados estaban enamorados del rendimiento de todos. Sin embargo, se iba a pasar de una alegría desbordante a una semana de tensión por la oferta que el Real Jaén le hizo a Torres. Se intentaba no pensar en el tema, pero era imposible. Torres intentó poner paz a sus futbolistas indicándoles que no se iba a marchar y que no se iba a bajar del barco. Una muestra más de la profesionalidad, humildad y compromiso del técnico por y para su equipo.
El partido frente al Malaka fue la confirmación de aquella familia que se había formado. Frente a todo y a todos. Frente a las adversidades, allí estaban todos para dar la cara. Un gol de Virgilio antes del descanso y otro de David justo al comienzo de la 2ª parte le dieron la vuelta al resultado.
Pero, tras esta victoria sufrida, llegarían dos mazazos para los nuestros: Monachil y Alhaurino. Lo que parecía tan claro como líderes indiscutibles se había tornado a incertidumbre y dudas. El equipo tenía que levantarse y no volver a tropezar, o todo cambiaría y el puesto de líder peligraría. A pesar de los resultados, los torreños mostraron su apoyo a sus muchachos.
Difícil fue aguantarle esas dos semanas en casa. Acostumbrado a ganar con su equipo, le dolía no encontrar la mejor versión. Nuestro canterano entendía que tenían muy cerca una oportunidad única para dejarla escapar.
El equipo se levantaba frente al Churriana con un 3-0 que, más que tres puntos, ayudaba en la moral de los nuestros.
Pero, esta victoria, iba a dar paso al peor partido de los hombres de Torres en toda la temporada: Cúllar Vega. Los que vimos aquel partido no entendíamos nada de lo que estábamos presenciando. Los nuestros, perdidos, impotentes y desbordados, no podían frente a un Cúllar Vega que se había reforzado y que, a la media hora de partido, ya iba ganando 3-0 al líder.

Las nuevas incorporaciones, sobretodo la de Sanabria, ayudaron al equipo que andaba mermado físicamente. El Roquetas era el siguiente rival pero apenas se presentaron 9 jugadores. El resultado fue lo de menos y poco significaba para la moral de los nuestros que encaraban aquel partido como una oportunidad para resarcirse de la mala imagen ante el Cúllar.

Llegábamos líderes, pese a todo, a las dos jornadas más importantes de la temporada: Berja a domicilio y Poli Almería en casa. Lo cierto es que ganar en Berja era indispensable para encarar el partido frente al Poli con la moral alta. La tarea pendiente de los nuestros eran las visitas fuera de su campo y Berja era una plaza bastante complicada. Nuestro canterano, que volvió a salir de titular, se empleó a fondo para ayudar al equipo en tareas defensivas y a presionar la salida cuando el rival intentaba salir jugando. La sociedad Borja-David Romero que tantas alegrías le había dado a la afición torreña, no sería la que dinamitase el partido. Virgilio recogía un balón en la frontal y, tras revolverse, sacó un disparo que fue a la escuadra y que supuso la liberación de todo el equipo. En sus gritos de gol pudo verse la tensión y la presión que llevaban para ganar aquel partido. El conjunto almeriense empataba pero los nuestros no se aplacaron como en otras ocasiones pudo suceder. Sanabria se iba a disfrazar de héroe para peinar un córner y mandarlo al fondo de la red. Poco después, David lanzaba un penalti pero los almerienses se negaban a que fuese fácil y pusieron el 2-3 en el marcador. En los instantes finales, Padilla pondría la tranquilidad y traía un poquito más cerca el ascenso a los torreños.
El partido frente al Poli era una final. De ganar, el CD Torreperogil tenía pie y medio en 3ª división. La afición estaba como loca con su equipo y sabían que el Abdón tenía que rugir para que los nuestros saliesen desde el principio a por ellos. Me sentí en la obligación de mover masas y hacer que la gente del pueblo no se quedase en casa...
El Abdón lleno, los jugadores entregados y un duro rival enfrente. Sin embargo, la historia siguió siendo la misma: el Torreperogil se hizo con los tres puntos. Los goles de David Romero tras una pared con nuestro canterano y de Luis tras un tiro cruzado hicieron que los torreños viviesen lo que tanto tiempo llevaban esperando.
Estaba casi hecho. Una victoria frente al Navas le daría matemáticamente realidad al sueño que estaban viviendo aquellos jugadores, aquel cuerpo técnico y aquella afición. No sucedía desde hacía 34 años y lo consiguieron. Nuestro canterano cuajó un gran partido. Personalmente, es el mejor partido que le he visto en esta temporada.

Parecía un sueño. Si nos llegan a decir en septiembre que todo iba a cambiar y que íbamos a vivir algo así y con esta gente tan humilde, no lo habríamos creído. Habían sido injustos con nosotros, con nuestro canterano principalmente, y la vida nos lo devolvía así.
El 17 apostó por este proyecto, por él y por sus ganas de crecer y el fútbol le había devuelto todo lo que quitó. Lo devolvió a la categoría de donde nos echaron sin mediar palabra.
Ya solo faltaba redondear la temporada, aún más si se podía, con una victoria frente al Arenas en casa que significaba el liderato y pulverizando el récord de una temporada entera imbatido. Los dos goles de David ponían el broche final a la temporada y le daba una nueva alegría a su afición.
El triunfo de una directiva, la apuesta del míster de hacer de lo cotidiano algo extraordinario, la ilusión de los jugadores y la entrega de la afición. Esa es la fórmula del éxito del CD Torreperogil este año. Solo con humildad, trabajo y esfuerzo de todos se consiguen grandes cosas como las que hemos tenido la suerte de vivir los torreños y aficionados al Sporting.
Lo que nuestro canterano ha vivido este año no se puede comparar. A nivel personal y deportivo, Borja ha crecido y ha conseguido que los torreños lo quieran tanto como él a ellos.

Yo junto a mi cámara pretendía dar fe de aquello que estábamos viviendo a través de las imágenes que sacaba. Lo que no esperaba es el cariño que me habéis brindado durante toda la temporada. Que me paren por Jaén para decirme "tú eres la fotógrafa oficial del Torreperogil ¿no?" y a lo que yo contestaba "ojalá lo fuese!", que me escuchéis cada martes en Ser Deportivos Úbeda o que en cada partido me hagáis saber que os gustan mis fotos, son cosas que no se pueden comprar ni comparar.
Gracias por el apoyo a él, a mis padres y a mí. Desde que pisamos Torreperogil, supimos que íbamos a ser unos torreños más.
Si todavía no has visto "Lo que Torreperogil no vió", aquí te dejo los dos vídeos:
https://www.youtube.com/watch?v=Yoj8_Fubs6Q&t=168s
https://www.youtube.com/watch?v=VI89gj2i_Lc&t=213s
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